El valor de los proyectos de innovación se da cuando se llevan a la práctica.
En este sentido, para que esta práctica innovadora dé buen fruto, debe ser entendida por las administraciones, los directivos escolares y por cada docente.
Existe una confusión entre cambio y proceso, que no han de estar ligados necesariamente. Hemos de entender los cambios como un proceso. Se puede considerar que una innovación tiene éxito si se centra en una necesidad real y si se apoya con la práctica.
En toda práctica innovadora es necesaria una reflexión de cada profesor a nivel personal y que sea capaz de ver otras prácticas donde se refleje ese cambio del que hablamos. En éste podemos encontrar tres fases del cambio: iniciación, implementación e institucionalización.
Hay docentes que se resisten al cambio, porque carecen de las destrezas necesarias para comprender y llevar a cabo la innovación. Debido a que el cambio se produce desde dentro de la escuela, será necesaria la colaboración y coordinación del equipo docente que la integra. Hemos de dirigir el cambio hacia estas actitudes del profesorado.
Por otro lado, es necesario dar un paso más allá de las TIC. Hemos de avanzar desde unas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a unas tecnologías dirigidas al aprendizaje y el conocimiento (TAC). En éstas deberá estar formado el profesorado.
El propósito de la enseñanza y el aprendizaje es posibilitar que el otro aprenda. Se ha de formar profesores que creen conocimiento, conscientes de la responsabilidad de su trabajo, comprometidos con el cambio de TIC a TAC. Es necesario propiciar la innovación pedagógica y la mejora del aprendizaje mediante las TIC, porque son eficaces para mejorar la comunicación y favorecer la construcción del conocimiento. El profesor necesita seguir aprendiendo de las TIC para enseñarlas.
Isabel Cuevas, Yolanda Gómez, Lindes Calderón, Abraham Rodríguez