Gonzalo Silió nos ha invitado a reflexionar acerca de qué es lo realmente importante para enseñar en las escuelas. Al fin y al cabo la escuela no enseña para la propia escuela sino para la vida, luego que mejor forma de aprender para la vida que aportando algo a la sociedad. De esta forma, ayudamos también a los alumnos con baja autoestima y motivación puesto que aprendiendo de forma que uno se sienta útil para los demás es la mejor forma de animar al aprendizaje. Evitamos así el fracaso escolar en gran parte, una de las principales preocupaciones de nuestro sistema escolar.
El APS se puede entender como buena práctica, como metodología para conseguir los objetivos formales del currículo o como una propia filosofía educativa. Desde nuestro punto de vista trabajar el APS como una práctica o experiencia no tiene sentido puesto que al ser tan enriquecedora, se debe entender como algo continuo que ayude a alcanzar los objetivos de la escuela a largo plazo. Creemos entonces que el APS se debe entender como un Proyecto innovador de colaboración con la comunidad que debe estar integrado dentro de los objetivos del currículo formal del sistema educativo. Aprender algo con valía para los demás realizando aportaciones solidarias a la comunidad es algo realmente enriquecedor tanto para la comunidad como para uno mismo.
En relación con el aprendizaje para la vida del que hemos hablado antes, creemos que la mejor forma de aprender a ser buenos ciudadanos es siendo participantes activos en nuestra sociedad ejerciendo derechos y deberes.
Nos gustaría además destacar una frase rescatada del vídeo de “youtube” que recoge Gonzalo en su trabajo: “Por muy pobre que uno sea siempre tiene algo que ofrecer a los demás”. Esta frase recoge muy bien la idea del APS y el sentido que este tiene en la escuela.
Relatoras: Olga García de la Iglesia y Susana Rubio Maza
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