En primer lugar, agradecer la intervención de María Louzao, quien ha sembrado en nosotros la reflexión sobre un tema ya abordado a lo largo de nuestros estudios pero del que creo que es necesario mantenerse altamente sensibilizado para poder integrarlo en nuestras prácticas docentes. Me refiero a que la educación intercultural debe estar presente día a día en los centros, alejándonos de la idea de un “tema de moda” o una obligación por parte del centro educativo o la sociedad. Pero, ¿por qué debemos implicarnos, por qué debemos reflexionar? Sencillamente porque nuestra sociedad y nuestra cultura no es más que el resultado y la evolución del contacto con otras culturas, y eso es lo que tenemos que conseguir como docentes: crear un clima respetuoso en el que poder interaccionar y formar parte con otras culturas, en la que la cultura de unos pueda “beber” de la de los otros y viceversa, consiguiendo así enriquecernos, evolucionar y mejorar.
Mencionar también la aportación de Fuencisla Cuesta (ADI de Torrelavega), de la que no quiero dejar escapar su intervención, pues fue muy enriquecedora enfocándonos de manera práctica este tema tan amplio.
Lo que está claro es que debemos ir más allá en esta materia, pues queda mucho por hacer a pesar de las muchas intenciones y del buen Plan de Interculturalidad que tenemos en Cantabria. Debemos desarrollar prácticas inclusivas, tanto en el ámbito de las ideas como en la práctica; es crucial que se realicen cambios en el currículo, modificando contenidos, metodología, actividades, procedimientos de evaluación…e incluyendo una perspectiva intercultural; tiene que darse un cambio conceptual en la idea de la diversidad, un cambio conceptual en el que no se etiquete ni clasifique al alumnado y otorgando las medidas necesarias a los que más lo necesiten y aprovechando el entorno en el que nos hallamos. Y en ese entorno, necesitamos un mayor compromiso a nivel social y político para poder llevar a cabo todo esto.
Desde nuestra posición como futuros docentes, la coordinación y colaboración con el coordinador de interculturalidad, familias y resto de recursos humanos es muy importante, pues no estamos solos en esta tarea. Además, tampoco partimos de cero, pues aunque en la mayoría de los casos los alumnos/as llegan al centro con cierto desfase curricular y problemas de idioma, ya poseen herramientas cognitivas y lingüísticas que les ayudarán con los nuevos aprendizajes, siempre abogando al tiempo, que es muy necesario.
Para finalizar, mencionar que el centro educativo es fundamental para que el niño pueda integrarse en la sociedad a la que accede, incluso las familias se ven beneficiadas por este hecho. Y esta situación que se nos presenta diariamente en los centros, debemos verla como una oportunidad y enriquecimiento mutuo, con el fin de que todos/as podamos evolucionar y buscar la mejora continua a la vez que nos acercamos a la tan ansiada inclusión.
Olga García de la Iglesia y Susana Rubio Maza
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